22 sept 2009

A cuatro manos

Él me pilló in fraganti pero continué, su acción era exactamente la misma que la mía salvo que él estaba debajo de su pareja. Me sentí como dos ladrones que se encuentran robando en el mismo pasillo del supermercado, él y yo continuamos con nuestros respectivos empujes: uno hacia abajo y el otro sosteniendo la cadera.
Cada par estábamos tan dentro de nuestra escena como de la otra pero unos metros más allá. Creo que los dos, él y yo, nos retamos con la mirada a ver quién alargaba más su apasionado empuje.
Y mientras el escenario de Lanuza flotaba en la superficie, allá cada cual con su pasión.
Mi mordisqueador se afanaba en mi cuello y yo hundía mi cabeza en su hombro observando de reojo cómo las manos del contrincante masajeaban las tetas de ella. Jaja.
Era una sucesión de movimientos repetidos similares: manos, culo, tetas, entrepierna, empuje, empuje, manos, tetas, empuje, un aerobic arrítmico con el concierto de fondo.



La multitud entregada a los músicos gritó enfervorizada pidiendo un bis, con el primer solo de guitarra los cuatro –mi contrincante, su chica, mi mordisqueador y yo- acabamos a tiempo. El contrincante y yo nos miramos sonriendo, posiblemente yo estaba más húmeda mi esmerado acompañante hizo una buena faena.
Fui voyeur y me gustó ser observada, creo que me gusta más lo segundo y saber que estoy poniendo a mil a más de uno.

Dark sweetheart