11 ene 2010

De menú

Sin ganas: arriba, pezones, labios. Abajo: mirar techo. Otra vez arriba: te duele la espalda. Ahora abajo: rincón de la lámpara. 
Cabiria


4 ene 2010

Tacones

Me ponen los tacones, las piernas largas interminables, las medias finas y las faldas breves.
Las caderas se contonean rítmicas, aunque por prescripción facultativa los tacones deberían estar prohibidos, lo sé pero no conozco varón –facultativo tampoco, mmmm, buenas horas las de guardia en los hospitales- que se resista a las alturas de un taco alto. Y más subiendo escaleras cuando la costura central de la falda abre a la imaginación la línea casi invisible de la intimidad.
Enemigas de los tacones son las aceras y su maldita superficie irregular. En esta ciudad es fácil suicidarse desde unos tacones sobre pavimentos tan variados como los estilos de depilación de pubis que conozco del lugar al que yo acudo. Las aceras que piso tienen forma de chocolatinas, o monedas, o triángulos, o con sobrerrelieve…qué mente pensante elige esta superficie?. Si la elección llegara desde una mujer sería una crueldad de género.
Propongo un grado más de inteligencia sensual haciendo de las aceras lisas de asfalto una auténtica pasarela de tacones, donde el péndulo de las caderas oscile con los hombros al compás, la cabeza erguida, el cuello suave ascendiendo hasta el lóbulo.
Mi ánimo lineal acaba de venirse arriba.
Sibila