Como una compradora compulsiva acudo a la calle en busca de mi comprador, a veces espero en el portal a que llegue, la fantasía del ascensor es irresistible.
No llevar ropa agiliza las manos, la boca y la compra. El juego del calabacín fue más que sensual, húmedo.
Me guardo el yogur para otra compra.
Cabiria
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