Ya estuve en 2006 en una perfomance de Tunnick, acudí a Barcelona gracias al chivatazo de una amiga. Y la experiencia fue, cómo diría yo? risueña y profesional al mismo tiempo.
Me encanta el chocolate con una pizca de chile. Los dos en la cocina, de risas y dulces. Tarde de invierno no necesita más, añadiría sí unas buenas vistas, una vista escultórica.
Tanta belleza junta que me entra el síndrome de Stendal…
Sibila
Algo tiene que a todos gusta, pero lo más importante de esta delicatessen es como disfrutarla, eso es un arte donde el tiempo y el aprendizaje juegan un papel fundamental; entonces el chocolate se convierte en manjar y nosotros en los mejores gourmets
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