11 dic 2011

Pasado cercano

Yolanda persiguió  algún militar que la desflorase, quizás buscando que le gustara. No hubo suerte. Fue una cadetera más. Así se hubiera llamado en Zaragoza.
Salía a cadetear, y cualquier rapado que parloteara con otro acento le servía,  cualquiera que oliera a recién duchado y rapado escrupulosamente. Ella llevaba la raya del ojo por fuera y los labios también. Aún no sabía usar el kohl.



Los rapados bebían rápido haciendo que el alcohol subiera deprisa. Varias metidas de mano en un portal, dos empujones y una sacudida larga en el wc. Así le fue a Yolanda, así he recompuesto yo su pasado, que intenta superar con silencios.
Durante meses me impidió que la agarrara de las caderas, ¿reminiscencias de qué?

Cuando la conocí su pecho vibraba debajo de una camisa negra brillante. Pensé que debía yo sacarla de aquel taburete, apartarla de los tíos que se la follaban y pulir su armadura de la Europa del Este. Me metí 40 euros en la nariz y me lancé al rescate.
Fueron muchas horas tomando café haciendo que su dedo alcanzara la posición erecta, orgullo de clase.
Sibila

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