30 dic 2011

Uno, dos y tros

Intuyo que ahora en la pareja somos tres: ella, su lucha interna y yo. Su lucha interna es un varón, claro, potente en todos los sentidos y cuyo recuerdo no la suelta.
Recuerdo a JV que jugaba a dejarme a medias y yo a extasiarle a él. Muchas veces se despertaba acalorado, no era necesario saber cuántos grados había fuera del cuadrilátero de las sábanas, en el ring mis piernas se pegaban sudadas con su mano entre ellas, mis pezones apuntando a la luna, mí línea púbica fina, su sexo al lado reponiendo fuerzas para el siguiente asalto.
A la mañana siguiente él bruncheaba un steak-tartare y yo tomate fresco, de acompañamiento wine and gin-tonic.
La siesta abrasaba de nuevo, mi ingle quedaba carbonizada con el roce de su perilla en mis labios. Más el dolor gustoso dejaba paso al placer.


Sibila
Yo también me acuerdo: su berenjena tersa y morada quedaba rodeada por dos ciruelas. Nada hay más gracioso ni degradante para un tío que decírselo así de claro.

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